domingo, 8 de noviembre de 2015

Conociendo Kuelap, el Machu Picchu del norte de Perú

Para llegar hay que echarle ganas. Son 8 horas por carretera desde Chiclayo (o 12 desde Cajamarca) hasta la ciudad de Chachapoyas, en la ceja de selva amazónica. Después otras 3 horas más por pista de tierra hasta el parking del complejo y luego media hora a pie por una senda pavimentada hasta la entrada de las ruinas. Pero merece la pena. Kuelap, la gran ciudadela de piedra del norte de Perú, construida por la cultura chachapoyas hace más de mil años, es uno de los secretos mejor guardados de este país sudamericano.

Kuelap es la gran desconocida de la arqueología peruana. Y comprendí el por qué cuando llegué allí: como ya he mencionado, no queda precisamente en la orilla de la carretera Panamericana.

Para visitarla hay que ir primero hasta Chachapoyas, un lindo pueblo colonial con casitas blancas de planta baja y una preciosa plaza de Armas, capital del departamento del Amazonas peruano. Toma su nombre de la cultura precolombina que dominó esta zona fronteriza entre los Andes y el Amazonas mucho antes siquiera de que los incas existieran. Se calcula que los chachapoyas vivieron entre el siglo VIII y el XVI, cuando llegaron los españoles.

Hay que reconocer que como estrategas comerciales habrían sido un desastre (con ese nombre, no me extraña que se extinguieran), pero como artesanos de la piedra eran unos virgueros. El máximo exponente conocido de su arquitectura fue esta ciudadela de Kuelap, que se levanta sobre un cerro de forma alargada a 3.000 metros de altitud, en el valle del río Utcubamba, afluente del Amazonas.

Fui hasta Kuelap porque unos amigos viajeros y blogueros me lo recomendaron; y no me arrepentí del largo viaje. Lo primero que impresiona es la sólida muralla de sillar de piedra caliza que rodea todo el conjunto. Se encuentra casi intacta y tiene una altura de 20 metros en su parte más alta. Tres estrechos pasadizos, por los que un hipotético ejército atacante hubiera tenido que pasar de uno en uno, dan acceso al interior.

Una vez dentro lo que llama la atención son las más de 500 estructuras circulares que se despliegan por el recinto: son el basamento de otras tantas viviendas familiares (una de ellas se ha reconstruido para que los visitantes se hagan una idea de cómo fue la ciudad). Esto ha llevado a los investigadores a pensar que no fue una fortaleza militar, sino un recinto de uso ceremonial y residencial.

También se conserva casi al completo el templo Mayor (en forma de cono truncado e invertido), un torreón de vigilancia y cimientos de lo que fue el Pueblo Alto, la zona destinada a sacerdotes y gobernantes.

Dada su remota ubicación, Kuelap estuvo oculta entre el ramaje de la selva montañosa hasta 1843, cuando un juez de paz enviado a la zona para dirimir un asunto entre ganaderos se dio cuenta de que aquel amontonamiento de piedras era en realidad una construcción antigua hecha por el ser humano.

Desde luego, Kuelap no es Machu Picchu (sobre todo, no está rodeada de unas montañas tan espectaculares como Machu Picchu). Pero si andas por el norte de Perú, te gusta la historia y la arqueología y quieres disfrutar de una auténtica ciudadela preincaica apenas explotada aún por el turismo, no dejes de visitar Kuelap.


DATOS ÚTILES


Cómo ir


Hay tres formas:
-La más barata pero cansada es tomar el transporte público desde Chachapoyas hasta la aldea de Viejo Tingo (6 soles: 1,7 €) y luego pegarte tres horas a pie y en ascenso.
-Apuntarte a una de las excursiones diarias que organizan las muchas agencias de viaje de Chachapoyas (casi todas tienen oficina en la plaza de Armas y aledaños); cuesta entre 40 y 60 soles, según temporada (de 12 a 17 €) e incluye el traslado en minibus, la entrada a las ruinas y una estancia allí de unas dos horas, con guía.
- Contratar un viaje privado con chófer en Chachapoyas; cuesta 150 soles (43 €) y puede ser interesante para grupos.

Precio y horarios


La entrada al recinto cuesta 15 soles (4,2 €). Está abierto a diario de 8:00 a 17:00

Donde comer y dormir


En la pista de tierra que da acceso a las ruinas, y poco antes de llegar a ellas, hay varias aldeas con sencillos restaurantes y alojamientos (aunque lo normal es ir y venir en el día y quedarse a dormir en Chachapoyas). Los buses de las agencias suelen parar antes en alguno de esos restaurantes para que los viajeros que quieran encarguen el almuerzo al subir, a fin de tomarlo luego al bajar del complejo.

Uno de los pueblos con más servicios es Choctamal, a una hora de las ruinas. Allí está el restaurante El Tambo (tel. 992 926 205), limpio y aconsejable, con menú por 15 soles (4,2 €); también alquila cuartos (35 soles-10 €, la doble).

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